Entre los modernos apologistas del catolicismo, el Padre Ventura pasa por el más fuerte. Su ciencia es vasta sin profundidad. Dicen sus partidarios que es ungenio, una cabeza privilegiada: ``La Enciclopedia y la Suma son las menores obras que sabe de memoria, como un buen cristiano sabe la señal de la cruz''. ¡Es estupendo! Para corroborar la autoridad del personaje, he aquí el juicio infalible de Gregorio XVI. Preguntando cuál era el primer sabio de Roma: ``El Padre Ventura, --respondió--.Tenemos sin duda, teólogos, apologistas de la religión, filósofos, publicistas, oradores y literatos, muy distinguidos; pero únicamente el Padre Ventura reúne al mismo tiempo y por sí solo todo esto''.
Berryer, el legitimista francés, tenido por el primer orador entre sus compatriotas, exclamaba después de haberlo oído: ``yo he oído a San Pablo hablando en el Areópago, y conmoviendo con su acento de extranjero todos los espíritus, y todos los corazones''. Montalembert, otro célebre campeón monárquico del catolicismo decía también: ``¡es admirable! ¡Yo no he oído jamás nada más bello en nuestro idioma!''.
Es, pues, el máspoderoso, y el más autorizado campeón del catolicismo en nuestros días. Y como él resume toda la argumentación católica, y cita sus más poderosos argumentos, tenemos, pues, en el Padre Ventura la cabeza de la Hydra.
¡Curiosísimo estudio es el de estos seudoprofetas de la caduca fe de la revelación! ¡Qué audacia para caminar sobre el absurdo! ¡Qué fe sublime en la torpeza del género humano! ¡Qué cinismo para ocultar la razón o el argumento radical del adversario! ¡Qué odio contra la filosofía, cuando intentan ellos mismos filosofar! ¡Qué astucia para deslizarse con paso de zorro sobre las insuperables contradicciones, o dificultades invencibles que presenta la afirmación católica! Vamos a tomar del Padre Ventura la defensa que intenta de la más grande de las dificultades metafísicas: la Encarnación. Y siendo la encarnación, la base, el principio, la fuerza del catolicismo, demostrada su imposibilidad el problema de esa religión queda resuelto.
Nopreguntéis enqué se apoya esa afirmación.
¿Por qué creen en ella? Creen en ella porque dicen que fue revelada. ¿Quiéndiceque fue revelada? Don FulanoAconSutanoB,Moiséseldegollador,David el asesino, Salomónelcorrompido,yademás la serie deprofetas queen tono tremebundoanunciaban las revelaciones de Dios. Y ese pueblo judío, el elegido, el privilegiado, el encargado de la palabra de Dios, ha sido el más triste, el más iracundo, el másodiado,
(EL PADRE VENTURA) el más pisoteado de los pueblos de la Tierra. ¡Qué diferencia con la Persia de Zoroastro, con la Grecia de las Termópilas, con la Roma de la República! ¡Pues, bien! Se cree en la revelación, porque así lo dijeron unos hombres. Y entonces, ¿qué razón tienen los católicos para no admitir la fe de Buda o de Mahoma? No tienen una sola razón, un solo argumento que no empleen o hayan empleado los sectarios de las revelaciones para hacer admitir sus visiones o mentiras. El mismo dogma de la encarnación del verbo en una virgen, es de origen indiano de muchos siglos anterior a la fabricación católica.
Él, Ventura, que no debe ignorar la lógica de Aristóteles, comete a cada paso el sofisma de dar por cierto o probado lo que aún trata de probarse. Es el círculo vicioso o petición de principios.
¿Cómo empieza su demostración? Afirmando lo que va a probar. ``Dios quiso hacer ver que nada es imposible a la energía de su palabra''.
¡Qué tal introducción para preparar el camino a todos los absurdos! ¿Quién se lo dijo? Nadie, u otro hombre o un libro. Y porque otro hombre se lo dijo, ¿nos viene el católico a decir que está en las determinaciones del Eterno? ¿Cómo puede probar ese hombre que Dios quiso? No lo puede, sino afirmando, pero afirmando lo absurdo, y sin probar, es de todo mentiroso o farsante.
Pero es más fuerte todavía lo que imponen a Dios estos cerebros católicos. ``Para Dios nada es imposible''. Hay tantos imposibles para Dios, que sólo inteligencias que han abdicado su pureza puedennegarquehay imposibles para Dios. Señalemos algunos: Es imposible a Dios volver nada a la nada.
Es imposible a Dios crear de la nada.
Es imposible a Dios alterar las leyes matemáticas.
Es imposible a Dios alterar las leyes de los seres.
Es imposible a Dios contradecirse, corregirse, arrepentirse, irritarse.
Es imposible a Dios alterar las leyes de la justicia.
Es imposible a Dios hacer que lo bueno sea malo, lo bello feo, lo virtuoso criminal. Es imposible a Dios que el finito contenga al Infinito. ¿Reconocen estos axiomas los católicos? Si lo reconocen, el milagro, el imposibleposible, el absurdo,noexisten, y reniegan con razón de su creencia fundamental.
¿No los reconocen? Entonces se declaran fuera de la ley de la razón y contenedores del ser Infinito, cuya inmutabilidad destruyen.
Véase, pues, la llave falsa con que el Padre Ventura quiere abrir la discusión, estableciendo que ``nada hay imposible para Dios''. Es la astucia del jesuita, transportada a las cosas eternas. Pero lo detenemos en su falsa premisa, y ningún católico negará la verdad de lo que afirmamos, tomando ejemplos de su propia religión.
El católico reconoce la trinidad, tres personas.
¿Puede el Padre, según ellos, destruir, negar, o no manifestar al Hijo? No puede. Luego hay imposible para Dios. ¿Puede el Espíritu Santo declarar al Padre caduco en su reinado? No puede. Luego hay imposible para Dios. ¿Puede Dios hacer que no haya sido lo que fue? Nopuede.Luegohay imposible para Dios.
Así, pues, ni los mismos católicos no pueden admitir que no hay imposible para Dios. ¿Cuál es, entonces, la intención del Padre Ventura al arrojar esa proposición temeraria? Hela aquí: Como se trata de afirmar un absurdo, como se procura hacer de Dios un maniquí al arbitrio de los teólogos, como se quiere afirmar la más estupenda de las mentiras, es necesario desquiciar los fundamentos eternos de la razón y del raciocinio.
Y como una de las nociones fundamentales de la razón, es que una cosa no pueda ser y ser al mismo tiempo, que el imposible metafísico es eternamente imposible, que el Infinito nopuede ser finito, que la eternidad nopuede ser undía, ni la inmensidad un átomo; y como estas nociones claras, evidentes, incontrovertibles, hacen imposible el dogma católico de la encarnación, era, pues, necesario empezar por negarlas, ynadamásquenegarlas sin demostración, para facilitar el camino al imposible.
Refutada la falsa premisa y descubierta la argucia del jesuita, vamos a examinar directamente el problema de la encarnación.
La encarnación es un imposible, un imposible metafísico. Pero, además, de ser un imposible a priori, es imposible probarlo a posteriori. En efecto: supongamos que fuese posible. ¿Cómo se probaría queDios,elEterno,el Infinito, haestadoencarnado en un hombre? He aquí que con toda conciencia digo que es imposible demostrarlo. Si un hombre, mil, millones, dicen tal hombre es Dios, ¿cómo lo prueban? No pueden. Y esta impotencia es una de las circunstancias que no creo haya sido observada, como voy a demostrarlo.
--Jesús es Dios--, dice uno, Pedro por ejemplo.
--¿Entonces viendo a Jesús usted vio a Dios? ¿Qué contestaría Pedro? Si dice que viendo a Jesús vio a Dios, el mismo Jesús lo refuta, diciendo que al Padre nadie lo ha visto.
Pero supongamos que Jesús no lo refute. ¿De quémodomeconvenceríaPedroqueviendoa Jesús ve a Dios, o que Jesús es Dios? He aquí el apuro.
--Usted mibuenPedro ve a unhombre que se llama Jesús, ¿cómo quiere usted que vea en él al Ser Supremo? --¡Porque lo veo! --¡Pero yo no lo veo! --¡Porque hace milagros! --Pero esos mismos milagros los han hecho otros hombres según vosotros.
--¡Por su moral! --Pero hay hombres que han predicado una moral más sublime.
--Por las profecías.
--No hay una que diga que Dios es Jesús. Y aunque hubiese. ¿Qué son las profecías? Palabras de entusiastas, de místicos o de locos. Pero quiero conceder que las profecías declarasen terminantemente que Dios iba a encarnarse en Jesús. De qué modo viendo a Jesús, que es un hombre, ¿queréis que vea a Dios el Eterno, en los ojos, nariz, en la mente o en la palabra de Jesús? Imposible. No se puede hacer ver en Jesús sino a Jesús, ver a Dios en él es asunto de la imaginación del que quiere ver lo que le dicen. Aquí el problema degenera en alucinación de sectarios.
No se puede,pues,probaraprioriniaposteriori el misterio de la encarnación. A priori se necesita abdicar la razón ante el absurdo. A posteriori es imposible mostrarlo, demostrarlo, probarlo.
¿Quédice el PadreVentura, quedice el cortejo de los SantosPadres para probar la encarnación? Jamás he recibido chasco más grande en mis estudios. ¿Queréis creer lectores míos, que el gran San Agustín, el gran Atanacio, el sabio Petavio, Pablo, Santo Tomás, los Gregorios y los Leones y los etc.
del catolicismo extractados, comentados, por el Padre Ventura con su inconmensurable ciencia, no presentan por argumento sino dos analogías y un absurdo metafísico que también haremos ver? ¡Lo que es tocar de cerca los fantasmas! ¿Quién no cree que ese inmenso fárrago de la teología católica y de su jerga escolástica, que a sus anchas dominando en el mundo católico y disciplinando las inteligencias para la defensa de su fe, hubiese producido un monumento digno de la veneración de las edades, por la fuerza de la argumentación, la originalidad de las ideas, o la aglomeración de tanta inteligencia sumergida para fecundizar el árbol del catolicismo? Un diálogo de Platón, un libro de Aristóteles, en quienes todos esos padres aprendían, vale más que todo San Agustín y compañía.
Tomaron de Platón el idealismo, el Logos, la espiritualidad para pervertir esas ideas sublimes, materializando, para sus fines, lo que en el sabio era eterno, universal y necesario. Tal es la doctrina del verbo de Juan, el más atrevido de los impostores apostólicos.
Volvamos a la argumentación del Padre Ventura.
Una analogía, una comparación, un similis, sobre cuya exactitud hablaremos, es el grande argumento que emplea el Padre Ventura apoyado en San Agustín, ma, para demostrar los groseros errores de la Iglesia Católica.
Dice el Padre Ventura: ``¿qué es el hombre? Es un espíritu unido al cuerpo; es el espíritu hecho cuerpo, habitante en el cuerpo, encarnado en alguna manera en el cuerpo; en la plenitud de sus facultades. ¿Qué dificultad hay, pues, en admitir que Jesucristo es el Dios unido al hombre, el Verbo encarnado en el hombre, el verbo hecho hombre, verbum caro factum est, habitando en el hombre corpulento, en la plenitud de su divinidad?''. No es nada esto. El Padre Ventura reconoce como lo haré ver másadelante,queeselmisteriomás incomprensible, el que más humilla su razón, este misterio de la encarnación. Y apenas empieza a raciocinar el jesuita dice: ``qué dificultad hay que admitir que Jesucristo es Dios unido al hombre''.
Pero si reconoces, oh aglomerador de frases, que es el más incomprensible de los misterios, ¿cómo te atreves a decir, qué dificultad hay en admitir, etc.? Y la dificultad es tan grande que arrastra al catolicismo a su tumba.
O se figuran estos neocatólicos, que con ese aire de estupidez aparente sobre las dificultades del absurdo, salvan las dificultades.
Enefecto.Nadamás fácil, ni máscómodopara probar lo que se quiera en todo ramo.
Rómulo fue arrebatado al cielo por una tempestad. ¿Qué dificultad hay en creerlo? Los huesos deEliseo resucitan muertos. ¿Quédificultad hay en creerlo? Hubo centauros. ¿Y por qué no? El Pegaso, y el Hipogrifo han galopado sobre el mundo. ¿Y por qué no? La redoma de San Genaro presenta anualmenteelmilagrode la licuefacción de la sangre.
¿Cómo dudar? Pero el argumento terminante para los católicos sería el que les hiciesen los budistas. ``¿Qué es el hombre? Es un espíritu unido al cuerpo... ¿Qué dificultad hay, pues, en admitir que Buda es el Dios unido al hombre, el verbo encarnado en el hombre, el verbo hecho hombre?''...
Y no tienen todos los católicos juntos y congregados que responder al budista.
Yobsérveseque la encarnación deBuda enuna virgen es anterior de mil años a la encarnación de Jesús en una virgen casada.
Y como no hay más argumento que la comparación del alma y el cuerpo unidos, sigamos al Padre Ventura con cada uno de los santos padres que llama en su auxilio.
San Atanasio dice que no hay dificultad en admitir que en Jesucristo están unidas la divinidad y la humanidad así como el alma y el cuerpo. ``Sicut anima rationalis et caro unus est homo, ita Deus et homo unus est Cristus''.
Vicente de Lerius, dice lo mismo exactamente.
SantoTomásdiceque la naturaleza es asumida por Dios, y ``el alma y el cuerpo asumidos en esta forma se convierten en alguna manera (quodam modo) en alma y cuerpo de Dios, (y viene la comparación) como en el hombre las partes del cuerpo se convierten en alguna manera en miembros del alma''.
El asumida de Santo Tomás, es sino una variante de encarnada. Pero este Santo fue más consecuente, pues hizo que el cuerpo y el alma humanas de Jesús se conviertan en alma y cuerpo de Dios.
Aquí el absurdo de cuerpo de Dios es más patente, pero siempre es el mismo argumento de la comparación del alma y cuerpo unidos.
San Anselmo es más valiente. ``En Jesucristo dice, el Dios es persona, el hombre es persona, sin embargo, no hay dos personas sino una sola''.
Ése sin embargo, es magnífico, y corre parejas con aquello de qué dificultad hay en admitir...
etc.
Dios es persona, el hombre es persona y no son dos. Este prodigio de aritmética es hecho especialmente para los cerebros católicos.
Pero si Jesús es hombre, es personalidad humana.
Si Jesús es Dios, es personalidad divina. ¿Es lo mismo una que otra? No. Luego son dos. Ahora, un ser con dos personalidades es tan absurdo, que han tenido que negar que uno y uno sean dos.
Y si es persona, su personalidad es la suya o la de Dios. Si es la suya entonces no es la de Dios, y si es la de Dios no hay personalidad de Jesucristo.
De todos modos si Dios es persona, toda personalidad es indivisible. Si Jesús es persona, no puede ser la persona de Dios sin que desaparezca la persona de Jesús. Se ve que el buen Anselmo preparaba la desaparición de la persona de Jesús y aplanaba el camino a la teoría de los mitos.
Es esto tan cierto que el mismoPadreVentura empieza a bambolear comentando a Anselmo y aun a corregirlo. Dice: ``la naturaleza humana en Jesucristo antes de haber sido asumida por el verbo, no tuvo ninguna existencia, yno existió en las cosas de la naturaleza''.
Esto quiere decir que Jesús es de otra naturaleza, yaquídepasoquedan inutilizadas las genealogías de los evangelistas que hacen a Jesús descendiente de Daniel, etc.
Y continúa el Padre Ventura. Fíjense nuestros lectores en la siguiente algarabía: ``Se concibe por esto que la humanidad J. C., aunque no teniendo una personalidad puramente humana, (entonces no es hombre) no ha existido por decirlo así, en el aire, no ha estado sin personalidad, sino que no habiendo comenzado a subsistir sino en la persona del Verbo, y habiendo realmente existido la persona del Verbo desde el primer instante, la persona del hombre, el hombre ha tenido una verdadera persona también, pero una persona divina (entonces no es la del hombre) la persona del Verbo, en la que subsistían realmente las dos naturalezas''.
En fin, éste dice quehaydosnaturalezas. Noha tenido el arrojo de Anselmodedecir que la persona divina y la persona humana no eran dos, sino una, sin más razón que aquel sublime sin embargo. El PadreVenturanohapodidoviolentar tanto a la razón; y aunque subsistía la persona del hombre en la del verbo, afirma que realmente eran dos naturalezas.
No olviden nuestros lectores que todo eso no son sino afirmaciones, elucubraciones de frailes para dar aspecto de posibilidad a una tesis absurda. No hay ningún argumento. No hay sino afirmaciones arbitrarias yvariantes sobre el mismo tema.Como si para probar la existencia de los centauros empezase diciendo: La humanidad en el centauro, aunque no teniendo una personalidad puramente humana, no ha existido, por decirlo así, en el aire; no ha estado sin personalidad sino que no habiendo comenzado a subsistir, sino en la persona del centauro concebido eternamente, y habiendo realmente existido la persona del centauro desde el primer instante, la persona del hombre, el hombre, ha tenido una verdadera persona también, pero una persona centáurea, en la que subsistían realmente las dos naturalezas.
Y el Padre Ventura, agrega al párrafo que ha parodiado: ``todo esto es muy profundo, es verdad; pero por lo mismo es también manifiestamente verdadero. Porque si no fuera verdadero, y si Dios no lo hubiera revelado, jamás hubiera inventado el hombre un misterio tan profundo''.
Aquí sorprendemos in fraganti a la Iglesia y al PadreVentura. AfirmaqueDios reveló ese misterio, y que si Dios no lo hubiese revelado, el hombre jamás lo hubiera inventado. De lo que se deduce, que la revelación de Buda, anterior de mil años a la cristiana es la revelación de Dios, porque es de allí que Dios se encarna en una virgen para aparecer en Buda. Puede, pues, estar todo el catolicismo convencido de plagio, por las palabras mismas del Padre Ventura, y declarado el budismo, por boca católica, revelación divina. ``¡Inteligite!'' Tenemos aún que volver sobre las dos naturalezas del Padre Ventura. ¿Es posible que se oculte a la inteligencia de un hombre que sabe la Suma de memoria, que hacer subsistir en Dios eternamente las dos naturalezas, es introducir la naturaleza en Dios o Dios en la naturaleza, y que no es otra la tesis del panteísmo? Si la naturaleza humana y la personalidadhumanade Jesús han existido realmente desde el primer instante, y esa naturaleza humana, y esa personalidad humana no siendo sino la persona divina (como lo dice Ventura), ¿qué otra cosa afirmáis sino la divinidad del Todo o la Totalidad divina? Encarnar a Dios es hacer revestir a Dios de las formas del finito. Esto es panteísmo. Dios encarnándose o asumiendo las formas humanas, es panteísmo y panteísmo inconsecuente, pues todo desde la eternidad, ha asumido la forma divina o la forma divina ha asumido todas las naturalezas o la variedad de las existencias. Decir y sin prueba que es Dios y hombre al mismo tiempo, es decir que Dios es natura naturans y natura naturata según el lenguaje de Spinoza.
Desde el momento en que introducís en el Infinito las dos naturalezas, introducís la divinidad en la naturaleza, y la naturaleza en la divinidad.
La consecuencia es inevitable. Y si plagiasteis a la India en la teoría y en la leyenda de la encarnación, la plagiáis en sus consecuencias teocráticas y en el establecimiento de nuestra clase sacerdotal. Sois los budistas del Occidente, tan paganos los católicos como los hijos de Brahma.
Ahora vamos a examinar la comparación que a Ventura y los Santos Padres ha servido de argumento, y notad que hasta ahora es el único argumento.
La comparación es ésta. Si el alma está unida al cuerpo, ¿qué dificultad hay en creer que J. C. es el Dios unido al hombre? Para que una comparación sea exacta, es necesario que los términos sean comparables.
Enprimer lugar, quedaría por averiguar qué se entiende por alma, y por cuerpo. Si el alma es una sustancia finita y el cuerpo es otra sustancia finita, ¿qué dificultad hay en su unión? Pero, se dice lo uno es espíritu y lo otro es materia. Falta saber si lo que se entiende por espíritu no es sino la misma sustancia en cierto estado de sublimación, así como la electricidad o la luz respecto de los otros cuerpos.
Pero dejemos a un lado esta cuestión incidental y señalemos la incompatibilidad de la comparación.
Cuando se habla de Dios o de Divinidad se habla del Infinito. Cuando se habla de humanidad o naturaleza se habla de finito. El Infinito es indivisible, es la eternidad, la inmensidad, la totalidad absoluta del Ser. Si el Infinito contiene al finito, el finito es divino y caemos en el panteísmo. Si el finito es increado, es eterno, y entonces es divino, si es creado es divino, pues sale del Ser Infinito. Si el Infinito se encarna en un hombre o asume una forma finita, esto quiere decir que todo aquello en que no se ha encarnado, queda fuera de Dios, fuera del Infinito, y entonces el Infinito se limita, lo que es absurdo porque dejaría de ser Infinito.
Así, pues, no hay analogía en los términos de la comparación, el alma es finita, el cuerpo es finito.
Pero Dios es infinito y hacerlo asumir forma finita es destruirlo.
¿Y para qué tanto absurdo teológico? ¿Creéis que es para revelar algo? Jesús nada reveló. ¿Para dar autoridad a su palabra? Eso es propio de todo farsante. La verdad es autoridad, la verdad lleva su autoridad consigo. Y si Jesús traía alguna verdad descubierta (la que no ha tenido lugar) no tenía necesidad de que se plagiase al Oriente la doctrina de la encarnación. Pero los dominadoresdelmundo querían apoyar su teocracia en la mentira de una delegación divina y fue necesario fabricar un Dios, que no pudo ser reconocido en el Oriente, en su Patria, sino en medio de las poblaciones educadas en las creencias de las aventuras de Júpiter, o en las inteligencias de los bárbaros, inteligencias salvajes que creen en todo y lo creían y a quienes ofreciéndoles el botín de los que no se convirtiesen los convertía mejor que el mejor raciocinio. Pero esto es unpunto histórico que trataremos después. Para terminar con la encarnación, agregaremos que los arrianos habían hecho el mismo argumento que acabamos de exponer, en otros términos.
``No podemos admitir la encarnación, porque no podemos creer que el Verbo de Dios, que se supone el Dios mismo, haya podido reducirse, resumirse en la carne de una virgen, y se haya en contrado al mismo tiempo en el seno de su Padre en el más alto de los cielos, y en el seno de su madre en un rincón de la Tierra. Quomodo fieri potuit ut verbum Dei, per quod facta sunt omnia coarctaret se Virginis carnem et habitare in coelis''.
Aquí el Padre Ventura, lleno de ira, dirigiéndose a los filósofos les dice: ``miserables'' y apela a San Agustín para refutar el argumento arriano. He aquí como argumenta: ``¿Cómo no veis que en los mismos términos de vuestra objeción se encuentra su solución? El Verbo de Dios es el Dios mismo. El verbo de Dios es, por lo tanto, omnipotente y ha podido también encarnarse. El verbo Dios es infinito e indivisible y ha podido encontrarse, al mismo tiempo todo entero en lugares diferentes. Quid mireris! Deum tibi loquor, Verbum Dei omnipotens est. Verbum Dei totum ubique est''.
Vamos a habérnosla con San Agustín. Primera parte del argumento, la omnipotencia divina.
Recordaremos que la doctrina de la omnipotencia divina tiene límites, como ya lo demostramos, indicando que para Dios hay muchos imposibles, siendo uno de ellos el poder asumir forma finita.
Luego no ha podido encarnarse. Segunda parte del argumento: El Verbo infinito e indivisible ha podido encontrarse todo entero en lugares diferentes.
Aquí de la metafísica del gran Agustín y compañía.
¿Es posible que diga todo un San Agustín que hay lugares diferentes para el Infinito? ¿Tendremosnosotros, racionalistas estudiantes, que tener compasión de la inteligencia del grande Agustín? Es necesario no tener la menor idea de la metafísica y de la noción del Infinito, para osar afirmar el disparate de que Dios puede encontrarse todo entero en lugares diferentes. ¿Ignoran Agustín y el Padre Ventura, que el Ser, que es la plenitud de la existencia, que el Ser que es la inmensidad, no puede tener lugares diferentes? ¿Ignoran que lugares diferentes indican límite en el espacio para estar, y límite o sucesión en la eternidad para pasar de uno a otro, y que no se puede aplicar a Dios la idea de la locomoción? ¡Dios trasladándose! Pero entonces, ¡no comprendéis la inmensidad omnipresente! ¿Creéis que hay espacio que no habite? Si tiene lugares diferentes, hay espacios que limitan su poder, pues que según vosotros puede cambiar de lugar.
Ved a lo que reducís la idea del Infinito.
¡En qué es superior vuestra idea de la divinidad a las ideas absurdas de las antiguas teorías que pintaban a Dios recorriendo la Tierra, el mar, el aire! Es la misma idea de un hombre idealizado, la idea de vuestro Dios. Sois paganos hasta en la raíz de vuestra teología.
Queda, pues, destruida toda la metafísica católica.
No comprende la noción del Infinito, y pervierte la idea de Dios, haciéndolo viajar en el espacio. Destruye el atributo de la omnipresencia, pues dice que cambia de lugar. Destruye el atributo de la inmensidad, pues lo hace habitar todo entero en lugares diferentes, lo que es decir, quehay lugares en que cabe Dios.
Destruye el atributo de la eternidad, pues introduce la sucesión del tiempo en el pensamiento y en los actos divinos. Destruye el atributo de la omnisciencia, pues según el catolicismo; Dios llega hasta arrepentirse de haber creado al hombre; unDios que se arrepiente es un imbécil, y así lo pintan los libros sagrados de los católicos.
Destruye el atributo de la justicia, pues Dios, según los católicos, puede todo, hasta que lo justo sea injusto. Yenestaparteeldogmacatólicodesquicia la base moral de las sociedades y es por eso que lo calificamos de inmoral. Si Dios puede cambiar las leyes, y como hay un intérprete infalible de los consejos del Eterno,puedohacer lo quequiera sobre los míseros creyentes.Tal es la teocracia romana, tal es la doctrina católica en su base y consecuencias.
Y es para legitimar el imperio de la teocracia sobre el mundo que casi lo convierten en un irremediable imbécil, pervertida su razón, extraviado su corazón, encerrada su voluntad, excepto para ejecutar crueldades.
Bienaventurados, vosotros filósofos, que trabajáis por la redención del género humano procurando ``écraser l'infame''.
¿Queréis creer mis buenos lectores, que el segundo argumento a favor del más grande de los absurdos del catolicismo, es también una comparación? El Padre Ventura toma su argumento de San Agustín otra vez, y la comparación argumento se reduce a esto: yo hablo y los hombres entienden mi pensamiento sin que se separe de mí.
Helo ahí: pero para mayor asombro de mis lectores voy a transcribir el pasaje tan culto en su lenguaje como sonso en el fondo: ``Antes de comprender como ese mismoverbo deDioshapodidohallarse a unmismo tiempo con su padre en el cielo, y sobre laTierra en el seno de su madre, comenzadpor explicaros a vosotros mismos cómo es que vuestro pensamiento, sin separarse del espíritu que lo engendra, se reproduce exactamente él mismopor la palabra articulada o escrita, en tantos millares de hombres que la oyen o que la leen, y convenid en que sois tan ignorantes como impíos al blasfemar contra el misterio del verbo de Dios, por que decís no poder comprenderle cuando admitís sin comprenderle mejor el misterio de la palabra de los hombres; cur verbumDeí contemnis, qui verbum hominis non comprehendís? El argumento consta de dos partes.
que Dios no le transmite la palabra, pues Jesús es la mismapalabra, el mismoverbo,quequiere estar en dos partes al mismo tiempo, en el cielo y en el seno de María. La comparación es, pues, falsa. Cuando hablo me dirijo a otro. Cuando Dios se encarna, tiene que crear ese otro en quien se encarna. Y si no crea ese otro, no hay tal encarnación, ni tal transmisión del verbo, y la comparación es absurda.
Y si crea ese otro, Jesús es creado y no es el Dios.
Resumimos.
Hemos examinado la más antigua y la más moderna argumentación católica sobre la encarnación, y nos hemos sorprendido de la espantosa variedadqueencierra.Sólodosargumentos,que son dos comparaciones inexactas, he ahí el resultado de dieciocho siglos de la sabiduría de la Iglesia.
Hemos querido tocar la argumentación católica, temiendo que el triunfo consecutivo del raciocinio nos hiciese olvidar algo; pero no: si antes negábamos a priori ahora negamos apoyados en la impotencia manifiesta de los Agustines, Gregorios, Atanacios, Hilarios, Petavios, etc. YVenturas. Jamás habíamos encontrado mayorpobrezapara sostener tanto absurdo.
¡Pero qué! ¡La inteligencia extraviada del creyente no tiene acaso protestas interiores! ¡Es tanta la ceguedad de esa fe, que ninguna vislumbre de razón se percibe en esa lucha contra la razón, en ese caos de servilismo que ilumine al desgraciado a quien agobia el peso del absurdo! ¿O la humanidad puede recibir impunemente el flagelo de la mentira y acostumbrarse a venerar la mano que la humilla y la autoridad que la embrutece? Varias veces nos han asaltado estas dudas en el curso de la polémica, hasta que al fin mi presentimiento encontró su comprobante. Oigamos al mismo Padre Ventura.
Ha sido sincero. Al terminar su conferencia sobre la encarnación, quiere hacer un resumen de los términos contradictorios que contiene. Dice: ``En cuanto a mí, os confieso que cuando me detengo a considerar en Jesucristo al Dioshombre, es decir, al infinito en lo finito, la grandeza en la pequeñez, la majestad en la miseria, el ser en la nada, (esto es lo mejor) el Dios vivo en el hombre sin ser degradadoporél,elhombrevivoenDios sin ser por él destruido, el Dios permaneciendo siempre Dios en la humanidad (lo mismodicen los panteístas) que lo encubre; el hombrepermaneciendohombreen la divinidad que se ha apoderado de él, (como Ganimedes en Júpiter); el Dios que sufre, que muere en cuantohombre (entonces nohayDioscrucificado); el hombre que es todopoderoso, que resucita, que sube al cielo en cuanto Dios (si sube no está en todas partes), estos extremos tan separados, estas distancias tan lejanas, estos términos tan contradictorios, estas dos naturalezas, estas dos voluntades tan diversas en la misma persona (dos voluntades son dos personas y aquí viene la confesión, el arranque sincero del alma del Padre Ventura), cuando considero todo esto, mi razón desvanecida, magullada, humillada, abatida, quisiera retroceder ante enigmas tan augustos, pero tan complicados; ¡ante incomprensibilidades tan inaccesibles!''.
¡Qué mayor satisfacción al buen sentido! No se puede creer esos absurdos, que el Padre Ventura llama enigmas augustos, sin desvanecer la razón, sin magullarla, sin humillarla, ¡sin abatirla! ¡Qué más prueba, qué mayor justificación de nuestra causa! Tenéis que abatir la razón para ser católicos, esto os lo dicen vuestros sabios, vuestro dogma, vuestra Iglesia. Tenéis que abatir la razón para creer incomprensibilidades inaccesibles. Tenéis que desvanecerla para creer en el milagro, en la encarnación y en el absurdo. ¿Y qué doctrina es ésa, que así contra la razón y con el cinismo del absurdo se presenta? ¿Será razonable? No humillaría a la razón. ¿Será verdadera? No abatiría a la razón. Es la doctrina de la obediencia servil en el absurdo para fundar en el mundo la teocracia. He ahí el catolicismo, madre de toda esclavitud, padre fecundo de todo despotismo, fuente de toda hipocresía, legitimador como Bossuet de todo crimen. ¿Y no queréis que libertemos a la Américadel infame, como lo calificó Voltaire? ``Ecrasons l'infame!''.
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