Sabemos que tenemos alma, por la conciencia.
Sabemos que tenemos un cuerpo, por la sensación en la conciencia, y sabemosquehaymateriauobjetos exteriores sólidos, tangibles, visibles e invisibles, por la impresiónquenoshacen sobreelcuerpoypor la sensación del cuerpo organizado sobre el alma.
La conciencia es, pues, la facultad que nos revela la existencia de la materia.
¿Pero cómo el cuerpo obra sobre el alma, o cómo la materia puede revelarse al espíritu? En otros términos, ¿qué es materia? En primer lugar, las cualidades que de ella conocemos, como la extensión, divisibilidad, porosidad, elasticidad, solidez, fluidez, liquidez, no nos dan a conocer el substractum, la esencia, la realidad que contengan. Los sentidos nos transmiten la sensación de color, sonido, resistencia, calor, frío, movimiento, pero la cuestión queda siempre en el mismopunto.Los sentidos, que son los reveladores de la existencia de la materia, nohanpodidonipueden darnos la noción de su esencia. La observación y la experiencia no pueden, pues, descubrirnos la esencia.
El alma, no teniendo en su ser y en su conciencia un elemento material, tampoco puede darnos razón a este respecto.
Si la observación y la experiencia externa e interna nonospueden enseñar lo que es materia, es decir, si la física y la psicología son incompetentes, no nos queda sino la metafísica. Si algo se puede adelantar en este asunto, sólo puede ser por ese medio.
Llamamos materia el otro, ese noyo, esa realidad exterior, causa de nuestras sensaciones.
La sensación es un efecto. El alma sabe que ella no se ha producido ese efecto. Luego hay una causa externa.
¿Qué es esa causa externa? No hay causa sin un ser que la sustente, sin sustancia, sin realidad, sin cosa, en fin, que tenga la virtud de producir efectos.
Luego la materia es sustancia, es un ser, es una realidad existente, es una fuerza.
Si la materia es sustancia, su existencia es eterna, porque no se puede aumentar la cantidad de sustancia existente. La sustancia es inaumentable y es indisminuible.
Si la materia es eterna, tenemos el dualismo de Dios el organizador, y de la materia la organizada.
¿Es posible conciliar este antagonismo metafísico? Nosotros postergamos esta cuestión, quizás la más difícil de la ciencia, para volver al punto que nos ocupa.
La materia aunque es causa, se me presenta como divisible. ¿Puede llegar esa división al infinito? Si la materia puede ser dividida al infinito, se evapora, se disipa, y desaparecería. Debe haber, pues, un punto que no puede traspasar la división.
Pero si se llega a un punto indivisible, se presenta la dificultad de unpunto extenso e inextenso al mismo tiempo. Punto extenso, puede ser dividido. Queda sólo el arbitrio del punto inextenso.
¿Puede haber puntos inextensos, átomos, en una palabra? Es claro que para los que creen ser la calidad fundamental de la materia la extensión, no puede haber unpuntomaterial sin extensión. Pero para el que crea que la extensión puede nacer de los puntos inextensos, hay átomos. La extensión no es, a juicio mío, (y en esto me separo de los filósofos) la calidad fundamental de la materia. La extensión material es una manifestación de yuxtaposición de átomos.Así como el matemático construye condos puntos inextensos una línea, así con dos átomos a distancia se puede crear una extensión material. La extensión es resultado, pero no es calidad esencial de la materia, así como la sumadediezunidades,no es una cualidad, ouna existencia, sino la reunión de las unidades indivisibles que en la suma se reúnen.
La extensión creo que es una suma.
Si la división en la materia tiene límites, hay átomos. Si algo se puede descubrir sobre la esencia de la materia ha de ser en el átomo. El átomo es el elemento indivisible de la materia.
El átomo no puede ser visto, ni tocado, ni observado. No entra bajo el poder de los sentidos, ni del alma. La física y la psicología quedan segregadas de nuevo, y tenemos que continuar con la metafísica.
El átomo es sustancia. El átomo compone el mundo externo que miramos. El átomo como elemento esencial de la materia, es material.
Hay otra calidad que físicos y filósofos reconocen: es la impenetrabilidad.
En el momento enque se reconoce la impenetrabilidad, la existencia del átomo es innegable. No puede haber impenetrabilidad, sin indivisibilidad.
Desde que hay un ser impenetrable es claro que hay un ser indivisible. Suponer la división de la materia al infinito, es negar la impenetrabilidad.
Y es sorprendente que los filósofos no hayan visto la incompatibilidad que existe entre la extensión divisible del infinito y la impenetrabilidad. Ése, y otros errores vienen de ideas preconcebidas sobre la materia. Se ven ciertas antinomias, se quiere conciliar el dogma de la creación con la razón, y de ahí nacen esas afirmaciones incompatibles y atrevidas.
Nosotrosno tenemos ideas preconcebidas que hacer triunfar, ni sistema que exponer. Razonamos, nada más, sin inquietarnos de lo que se derrumbe o de lo que surja.
No es pues la extensión una cualidad de la materia. Lo que llamamos extensión es la distancia. ¿Quién dirá que la distancia es cualidad de la materia? Puedo suponer dos átomos, dos mónadas, dos espíritus, dospuntosmatemáticos a la distancia de unmillón de leguas. He ahí una extensión de un millón de leguas. Pero ¿podré decir que esa extensión, ese intervalo, esa separación, esa distancia, son cualidades esenciales de los dos puntos, de los dos espíritus, de las dos mónadas, o de los dos átomos? De ninguna manera.
Además, yo supongo esa distancia en el vacío.
¿Podré decir que la extensión de ese vacío es una cualidad de la materia? Supongo una separación entre dos espíritus y digo: el espíritu A está distante del espíritu B, de una extensión de mil leguas.
He aquí dos espíritus, constituyendo la extensión.
Luego no puede ser calidad de ningún ser.
La extensión no es más que el espacio. El espacio no es materia, ni es espíritu: es una idea y nada más.
Kant lo llamó la forma de la sensibilidad.
Queda pues a nuestro juicio demostrado que la materia es impenetrable e indivisible en sus elementos, átomo al elemento impenetrable e indivisible de la materia.
Desde el momento en que hay un elemento impenetrable, indivisible, es claro que la reunión de dos de esos elementos, nopuedenocupar el mismo lugar. Dos elementos, dos átomos contiguos ocupandos lugares; dos lugares ya forman extensión, es decir materia quepuede ser dividida. Acumulad los átomosy como en ellos va la fuerza, tenéis la idea de solidez, de resistencia. Si uno o mil átomos no son capaces de presentar a nuestros sentidos un objeto de resistencia, lo será un millón, mil millones, etc., la cuestión es de número.
La materia impenetrable es fuerza, y como fuerza tiene acción.
Esa acción sobre nosotros es la sensación.
Pero la sensación nohepodidoobtenerla sino por mediodemi cuerpo. Hay, pues, comunicación entre el cuerpo y el espíritu. ¿Cómo puede verificarse este fenómeno? El organismo tiene unpunto céntrico, a donde terminan sus ramificaciones. Esepuntocéntrico, ¿puede ser un átomo central o varios? Si el alma comunica con el cuerpo, ha de ser por mediodel átomo central. El problema consiste entonces en saber, cómo se verifica la comunicación del átomo material con el átomo espiritual o la mónada que es el alma.
Al presentar la cuestión, vemos que la metafísica hace desaparecer las insuperables dificultades que hasta hoy han dividido a los filósofos.
¿Es acaso el contacto o comunicación de la materia con el espíritu? Examinemos.
En la idea de átomo va comprendida como condición esencial la idea de fuerza. Esta idea es el puente del abismo.
¿La fuerza es material o espiritual? ¿Quién podrá asegurar que la fuerza es material puramente o espiritual? La fuerza no es material. La fuerza no es espiritual.
La fuerza es una, sustancial. La fuerza deDios, del alma, o del átomo es la misma en esencia.
¿Quiéndiráque la centella eléctrica, o la fuerza que lanza esa centella es material? ¿Quién dirá, que el pensamiento o la fuerza que agita a los seres inteligentes sea puramente espiritual? Hay un punto en que la electricidad no se distingue del espíritu. Hay un punto en que el espíritu no se distingue del átomo. La noción de fuerza es común a las dos sustancias. Y si se busca una diferencia entre la materia y el espíritu es en la libertad que se encuentra.
La noción de fuerza, la fuerza, es idéntica en las dos aspiraciones que reviste la sustancia.
¿Cómo entonces la fuerza del átomo material puede comunicarse a la fuerza del átomo espiritual? Por el movimiento.
¿Cómo se verifica el movimiento en mi alma? Aquí la psicología nos auxilia.
Una idea se asocia a otra idea. Un motivo impulsa una determinación de mi voluntad. En ambos casos hay modificación y, por consiguiente, hay movimiento. Un pensador desde el fondo de su sepulcro de mil años agita mi mente con su pensamiento. En mi ser hay movimiento por la sucesión de las ideas.
¿Cómo se ha verificado el movimiento en mi mente o en mi ser espiritual? Por la relación necesaria que las ideas tienen entre sí: veo un efecto, pienso en la causa. Recuerdo a Platón, y veo a Sócrates en el Areópago.
Luego, el movimiento depende de la relación de las ideas, en este caso.
Un cuerpo impulsa a otro y le transmite el movimiento. Hay, pues, una relación necesaria entre el agente y el paciente.
Ahora el problema se presenta de este modo: ¿Qué relación puede haber entre el átomo y el alma, o viceversa, para verificar una comunicación y una acción, que puede ser recíproca? Hasta ahí la psicología, vuelve la metafísica.
El átomo es sustancia y es fuerza, es impenetrable.
El átomo en acción es la fuerza, y siendo la fuerza impenetrable, el alma encuentra otra fuerza que no es suya. De aquí nace la idea de solidez y resistencia.
El alma sabe que no es infinita. El átomo no posee la fuerza absoluta. De lo que se deduce que ambas fuerzas se limitan.
Esa limitación es la comunicación.
Si el alma fuese infinita, no encontraría limitación y la sensación sería imposible. Ella sería el todo. El todo sería ella.
Si el átomo fuese la fuerza infinita, no encontraría obstáculo y seria el unotodo, el todouno, el pantheo.
Pero ambos se limitan, y en esa limitación está la relación de movimiento.
Ahora el problema se presenta de este modo.
¿Cómo se limitan las sustancias? Por su organización.
La sustancia pura sería el espíritu puro, lo que llamamos Dios. Dios no es finito, sino infinito.
Luego si hay sustancias particulares y finitas, no pueden ni aparecer sino como demarcaciones del espíritu divino.
¿Cómo se verifican esas demarcaciones del espíritu divino? Por la limitación.
¿Qué es limitación? Una condición o determinación del ejercicio de la fuerza.
¿Cómo se verifica esa condición o determinación? Por la organización, en sus relaciones con el alma y el mundo externo.
El átomo central de miorganismo es influido por la masa total de los átomos que están, puede decirse bajo su dependencia. Y el átomo central, centralizando la suma de las fuerzas, influye en su comunicación con el alma. Así es como un cuerpo más denso o de mayor volumen recibe mayor atracción de la fuerza total y central del planeta. Así es comoun cuerpo más ligero puede esparcirse por los aires. Así es que si tuviéramos menos peso, recibiésemos menor atracción del planeta, podríamos vagar por el espacio.
Hay,pues, acción de la fuerza atomística sobre el alma.
Esa acción limita la fuerza del espíritu.
La fuerza del espíritu, a su vez, limita la acción de la fuerza del átomo central.
Pero, ¿cuál es la necesidad de esa limitación recíproca de las sustancias? La impenetrabilidad, individualidad e identidad que constituye a los átomos de la materia y a las mónadas del espíritu.
Si nohubiese impenetrabilidad quenohabría individualidades yhasta desaparecería la existencia.
Sea, dicho de paso, ésta es la base metafísica del derecho, o de la inviolabilidad de la persona.
Después de reconocer la necesidad de esa limitación recíproca de las sustancias, ¿por qué la mónada espiritual y libre del hombre, se ve unida a un átomo o a una organización material? Esta cuestión es también de las más arduas.
Sin entrar en las hipótesis, sin apoderarnos del método sintético que en un momento resolvería la cuestión, no queremos hacer síntesis porque no tenemos sistema, ni vemos con evidencia las premisas a priori, que sería necesario exponer en el momento. Seguiremos con el análisis, que hasta este momento nos acompaña con su luz.
Supongamos al alma en el estado de puro espíritu sin organización, o humanización. Siempre es una fuerza, pero fuerza latente, como toda fuerza que no ha sido provocada a la manifestación.
El alma pura, mónada intelectual, duerme sin la apelación o contacto de otra fuerza. Es la ignorancia pura. Sin conciencia, no se conoce a sí misma.Sin sensación no conoce al mundo externo.
Es el ser tenebroso que espera la revelación o el nacimiento.
¿Cómo se verifica la revelación oelnacimiento a la conciencia, a la sensación y a la razón? Es de toda necesidad la intervención de una fuerza.
¿Qué fuerza? Hay la fuerza de la materia, la fuerza del espíritu y la fuerza de Dios.
La fuerza de Dios no obra sino una vez por todas, pues deotro modoDiosviviría en el tiempo, y no sería el eterno omnipresente.
La fuerza del espíritu, o de un espíritu sobre otro, se verifica por las ideas. ¿Cómo transmitir las ideas de un espíritu a otro espíritu o, en otros términos, cómo traspasar mi pensamiento a otro pensamiento? No hay sino un medio, y es el lenguaje.
El lenguaje, o traducción de las ideas, necesita de una convención entre los espíritus; el lenguaje necesita del símbolo. El símbolo no puede existir sin la sensación, la sensación sin la materia y la organización.
No puede haber lenguaje sin sensación. Bien entendido que no quiero decir sea la condición única y fundamental, pues es claro quepensamos lo quehablamos,pero sí que la sensación es condición indispensable del lenguaje.
Siendo la sensación el único medio de fundación del lenguaje se veapriori, que la onomatopeya figura enprimera línea, yque todas las palabras, aun aquellas que designan los objetos más abstractos, tienen su origen en la metáfora o transporte de una significación material a otra que no lo es.
Esto nos llevaría a otra tesis que por ahora suspendemos, citando para corroborar este juicio las palabras de Renan en su obra, Del Origen del Lenguaje. 1 Creo, pues, haber demostrado, sin apelar a las conocidas hipótesis del influjo físico, del mediador plástico, de la armonía preestablecida, o de la gracia divina, las causas ocasionales que el alma necesita, la acción de una fuerza para revelar su fuerza. Que no habiendo sino la fuerza de Dios, la fuerza de los espíritus o la fuerza de la materia, sólo la fuerza de la materia puede ejercer esa acción. La fuerza de Dios no puede estar a cada momento asistiendo a la sensación de cada ser, sin alterar la noción de eternidad omnipresente, la fuerza de los espíritus no puede transmitirse sin lenguaje, y no pudiendo haber lenguaje sin sensación, es claro que sólo la fuerza física es el origen del despertamiento, o de la revelación del ser humano, coexistiendo el desarrollo de la conciencia y de las ideas de la razón con el acto de la sensación.
Ahora se presenta otra dificultad.
Si el alma necesita de la sensación para revelarse, ¿por qué necesita del organismo como intermediario entre la materia y el espíritu? Si la fuerza física obra sobre el organismo físico, y éste opera sobre el alma, ¿no podía la fuerza física influir directamente sobre el alma? He ahí la dificultad.
En otros términos: ¿Cuál es la necesidad del organismo? ¿Cuál es la necesidad de la prisión del alma en un cuerpo? Las religiones y sistemas de filosofía tienen sus contestaciones hechas. Lanecesidad del pecado, de la caída, la necesidad de una purificación, de una prueba, de la adquisición de unmérito en la lucha.
Otros niegan simplemente la diferencia del alma y de la materia. Unos suprimen la materia, otros el espíritu, otros forman una síntesis de ambos.
No entro en esas teorías trascendentales, porque son síntesis cuyas premisas no son evidentes, ni científicas, sino conceptos a posteriori, nacidos de la necesidad de explicar y conciliar ciertas ideas preconcebidas sobre Dios, el espíritu, o la materia, conceptos forzados que se elevan a la categoría de premisas a priori, para después explicar deductivamente los hechos.
Ese proceder es ya muy conocido, y la verdadera ciencia lo rechaza. Por ejemplo: Tengo cierta idea de Dios y cierta idea de la materia. No puedo conciliar esa coexistencia e invento la teoría de la creación ex nihilo y digo entonces: Dios puro espíritu, crea de la nada lo que existe.
Esa premisa a priori, (que no es sino una invención a posteriori nacida de la necesidad de explicar la existencia de la materia) se presenta a algunos como incompatible con la inmensidad de Dios. Invento la premisa ex nihilo, y creo haber resuelto la cuestión.
Así, en la cuestión que nos ocupa, nada más fácil que bajar de una de tantas premisas, para llegar a explicar la dificultad presente. Pero ya hemos dicho que no aceptamos ese proceder, y el mundo científico está cansado de sistemas y de hipótesis. Nada más fácil que explicarlo todo por la voluntad de Dios, por la gracia de Dios, pero así nohabría ciencia, y Kepler podía haberse ahorrado el trabajo de descubrir las leyes de la revolución de los planetas.
Volvamos al asunto.
¿Por qué es necesario al alma el organismo? El alma en su puro estado espiritual, sin organismo para regir sobre la materia sería la víctima de la materia.
Toda fuerza, todoátomoobrando sobre ella de una manera directa y sin el mediador del organismo, y sin que el alma pudiese a su vez operar sobre esas fuerzas por falta de organismo a sus órdenes, sería esclava de la materia, y al mismo tiempo tenebrosa, por la acumulación de impresiones en todo sentido que la precipitarían en el océano terrestre de la circulación universal.
Pero supongamos al espíritu puro, sin estar encadenado o ligado a un organismo. Supongámoslo en la íntegra posesión de su libertad y de su fuerza. ¿Sería libre sin la conciencia, sin la idea del deber y del derecho? No. Luego es necesaria la conciencia de la identidad del yoy el conocimiento de la idea que debe limitar su fuerza. Conciencia e idea nopuedenaparecer en el espíritu sin sensación.
Sensación no puede existir sin organismo.
¿Por qué la sensación no puede existir sin organismo? Sensación es la transmisión al alma de la percepción de un efecto odeuna calidad, opropiedad de la materia.
Sabemos, por observación y experiencia, que para el conocimiento de ciertas calidades es necesaria la existencia de un órgano especial. Así, la dureza dada por el tacto no puede ser conocida por el olfato. El sonido no puede ser conocido por el gusto. El color no puede ser conocido por el oído. Hay, pues, como dice Saisset conforme con la filosofía escocesa, localización de sentidos.
¿Qué indica esto? Indica, 1° que no todas las calidades de la materia nos son conocidas; 2° que las que conocemos se localizan en ciertos sentidos; 3° que nopodemos conocerlas sin un órgano especial.
Esto sucede, se dirá con razón, pero no es razón para que así suceda.
¿Por qué no sería posible que un sentido sólo nos diese a conocer las calidades, puesto que todos terminan en un punto central del organismo? Sería posible, pero la dificultad queda siempre en pie y la interrogación es apremiante.
Debo advertir, y llamo sobre esta advertencia la atención del lector severo, que casi todas las dificultades que se presentan para explicar la existencia, relación, armonía de ciertos fenómenos, hechos o principios, son dificultades que sugiere la razón en su trascendentalismo buscando la unidady la razón de todo.
Pruebo mi existencia: ``Pienso, luego soy''. El hecho está probado, es evidente, innegable, inatacable. Esto me satisface. Pero sí pregunto, ¿por qué necesito pensar para saber que existo? Entonces en esa necesidad que plantea la razón interrogante ya va un trascendentalismo que no puede ser satisfecho de una manera analítica. La razón, al indicar, al buscar la razón de la necesidad, introduce la síntesis interrogatoria, que puede ser la base de un sistema. Malpodríamospues resolver una cuestión trascendental y sintética apriorique se afirma sobre los hechos como razón de los hechos, por medio del puro análisis de los hechos. La razón pide no sólo explicación, descomposición, análisis del hecho, sino la causa. La región de las causas no es la región de los hechos. Así no se extrañe que para satisfacer unapetición de la razón, para unificar una antinomia, para resolver una dificultad, sigamos a la razón al terreno en que nos busca.
Esto quiere decir que nos vemos obligados a sintetizar.
¿Por qué el alma necesita sensación? ¿Por qué la sensación necesita organismo? ¿Por qué la sensación se localiza?, o ¿por qué hay necesidad de variedad de sentidos en la unidad del organismo? Todas estas dificultades traspasan la región de los hechos. Entramos en la región de las causas.
Todas estas dificultades no pueden ser resueltas por el análisis. Entramos, pues, en la región de la síntesis.
Aclaremos este cambio de método con un ejemplo.
He observado que el agua, el aceite, el mercurio, bajo cierto grado de frío, se solidifican. Son los hechos. Analizo, y resulta del análisis que cierto grado de calor es necesario para mantener la liquidez de ciertos cuerpos. Induzco: el calor tiende a separar las moléculas de los cuerpos.
Pero sí pregunto cuál es la necesidad que hace que el calor liquidifique o fluidifique los cuerpos, ya salgo del terreno del análisis. El trascendentalismo de la razón que hace la pregunta, nos lleva a la región trascendental de la síntesis.
Supongamos que contestase a la pregunta diciendo: el calor convierte los sólidos en líquidos porque es el agente de la separación y purificación de los elementos. Buena, mala o inútil, la contestación (lo que no es del caso) sería una síntesis sobre el calor apoyada en otra síntesis suprema sobre la unidad y variedad de las propiedades fundamentales de la sustancia.
Lo que hemos hecho respecto al calor, es lo que vamos a hacer respecto a las dificultades que nos embarazan.
Resumamos un momento.
El alma necesita de la sensación porque ningún espíritu puede ser llamado a la conciencia sin la influencia de una fuerza. Esa fuerza es la de la materia.
Ya hemos eliminado las otras fuerzas que podrían influir al espíritu para la revelación a la conciencia.
Pero esa fuerza de la materia que obra sobre mí, necesita deunorganismo especial para verificar la sensación.
¿Por qué es necesario ese intermediario? ¿Por qué la materia no se revela al espíritu sin organismo? El hombrenopodríahablarbien sin lenguaje, es decir, no podría comunicar con los demás seressemejantes oquepuedenentenderlo, sin un sistema de símbolos. Un sistema de símbolos es una organización del idioma. Luego, el hombre destinado a comunicar y recibir ideas o impresiones necesita poseer un organismo articulado o simbólico que pueda transmitirlas. Ese organismo o ese lenguaje debe tener unpuntodepartida invariable, común, e inteligible. Y ese punto invariable, común, e inteligible es el gesto, la expresión, la interjección, el grito, y la gramática.
Para que ese punto o esa base comunicativa exista, es necesario la persistencia del símbolo y de las condiciones del símbolo. Si la organización del hombre variase en cada uno, o si no tuviese el alma organización ninguna a su servicio no habría base posible de comunicación. La inteligencia sería la consecuencia. Sería la verdadera torre de Babel.
La organización permanente del hombre es, pues, necesaria, para que pueda comunicarse. Si viniese un hombre u otro ser de un otro planeta, conun sentido más,nuncapodríamoscomprender, sentir o percibir las cualidades de la materia de que nos hablase, hasta que noobtuviésemos la facultad o el sexto sentido que suponen.
Veo,porvibracióndeléter; oigo, porvibración del aire. Dos sensaciones que suponendos sentidos.
Sin oído no conocería la vibración del aire; sin ojos no conocería la vibración del éter o la impresión de color del objeto lejano. Pero el que ha visto o el que ha oído no puede negar, aunque pierda esos sentidos, que existen el sonido y el color.
Ahora, si la luz y el ruido nopuedenpercibirse sino por medio de sentidos especiales, es claro que la materia para transmitir el alma algunas de sus cualidades, necesita de un mediador. La física misma nos presenta ejemplos que aclaran la materia.
Hay cuerpos que son buenos conductores del calórico ode la electricidad, odel sonido. Sin el metal, sin el hierro, difícilmente podríamos transmitir la centella eléctrica a distancia. Hay cuerpos que puestos en contacto con otros, jamás desarrollan el calórico latente o la electricidad que contienen, pero, unidos a un tercero, desarrollan la fuerza o presentan una combinación, es decir, revelan ciertas cualidades que contenían y que no manifestaban.
Los cuerpos que componen la pólvora, aislados no producen esa fuerza, y sin el cañón la determinación de esa fuerza, no enviaría la bala a distancia señalada.
Se ve, pues, que la materia misma, en sus elementos simples necesita combinación y determinación para producir otros cuerpos, otros organismos, otros resultados.
La transmisión de la sensación para que sea la misma, o más bien, el fenómeno de la sensación, que es una transmisión de fuerza de la materia, para revelar una de sus calidades necesita un conductor o mediador, porque no puede haber contacto de sustancias, sino comunicación de fuerzas.
Nopuedehabercontactode sustancias porque son impenetrables. Elcontacto suponepenetración.
Luego, si hay comunicación, no puede verificarse sino a la manera del lenguaje en las inteligencias.
El lenguaje es un mediador.
Pero el mediador, que es el organismo, es material, no es una sustancia que participe del espíritu y de la materia, lo que sería el mediador plástico y envuelve contradicción.
Y si el organismo es material, si el conductor o mediador es material, ¿no queda el problema en el mismo estado? No. Creemos haber avanzado algún tanto en la resolución de la dificultad.
El lenguaje que sirve de comunicación entre las almas, es un mediador. No es el pensamiento puro, porque cada pensamientoque se transmite va unido a un símbolo. No es la sensación pura porque, además del gesto o del sonido del símbolo, va la idea. El lenguaje es, pues, unorganismo entre las inteligencias y el organismo es un lenguaje entre la materia y el espíritu. Así, la sensación, que necesita de un sentido orgánico, no es material puramente, porque la pienso; no es pensamiento puramente porque la siento; y, sin embargo, en el fenómeno de la sensación hay materia y hay espíritu.
Se ve, pues, que es un fenómeno complejo.
No hay contacto porque ya hemos dicho que no puede existir, así como no hay contacto entre dos espíritus que se comunican.
Pero si no hay contacto hay comunicación.
¿Cómo puede verificarse? El cuerpo es fuerza. El espíritu es fuerza. La acción de la materia es la fuerza. La acción del espíritu es la fuerza.
La fuerza existe en la materia y el espíritu, lo mismo que la categoría de sustancia. La sustancia material en su átomo, o elemento impenetrable indivisible, es la misma que la sustancia espiritual en su entelequia. La fuerza del átomo es la misma que la de la entelequia. Hay identidad de esencia pero no identidad de existencia. La existencia de la materia es fuerza pasiva. La existencia del espíritu es fuerza consciente.
Y la diferencia entre el átomo y la entelequia consiste en que el átomo no dispone de un organismo, y la entelequia o el alma tiene uno a su servicio. El átomo no puede reflejarse porque no tiene organismo. La entelequia se refleja y crea al yo.
El átomo tiene la libertad de indiferencia o, más bien, su fuerza sin determinación propia porque no puede reflejarse, obra siempre fatalmente en línea recta, a no ser que otra fuerza mayor la determine.
El alma se refleja en virtud de encontrarse con la sensación del organismo. El átomo no siente.
Reflejándose, el espíritu se afirma, y afirmándose conoce su fuerza y la conciencia de que puede disponer de ella.
Se ve, pues, que la fuerza es el único medio de comunicación.
Los cuerpos son graves, caen buscando el centro de atracción. La fuerza que los atrae es la comunicación que tienen. ¿Y esa fuerza es materia, uobrapor contacto? Quién se atreverá a afirmarlo.
¿Toca el Sol a la tierra para sostenerla en su órbita? No veo, pues, materialidad en la fuerza, ni veo que se verifique por contacto, y con todo la comunicación existe.
Si la comunicación existe sin contacto, el organismo no toca al espíritu. Es fuerza que comunica fuerza.
Si en los cuerpos hemos visto ser necesaria la intervención de otro para que una combinación o una fuerza se desprenda es porque hay calidades en los cuerpos que no pueden revelarse, sino por la acción o fuerza de las calidades especiales de alguno de ellos.
Del mismomodo en el espíritu. Hay cuerpos que no pueden transmitir su acción o calidades, sino por medio de conductores adecuados. Sin el conductor, la calidad permanecería latente, o no iría al objeto determinado.
La calidad del color necesita de un conductor.
Es decir, que hay una fuerza que se llama luz, que necesita de un conductor apropiado para transmitirse. La luz no atraviesa los cuerpos opacos. La fuerza de vibración del éter centellante se detiene, no pasa, no se transmite o comunica a otro espacio si encuentra una pantalla. Hay, pues, de toda necesidad que exista un conductor adecuado y transparente para que pase el movimiento ondulatorio de la luz.
El alma en su estado y espíritu puro es fuerza pura y tenebrosa. ¿Cómo puede ser iluminada por la luz? ¿Puede la fuerza de la luz herir directamente a la fuerza del espíritu? No puede. ¿Por qué? La fuerza del alma, o su pensamiento ejercido sobre sí mismo, no agita sino ideas. Ninguna realidad penetra. La idea es movimiento íntimo, movimiento sin moverse (permítasenos la expresión). Esemovimientodelalmao la idea es símbolo o signo de realidades, relaciones o fantasmas, y ese signo no he podido obtenerlo sin la idea de limitación y distinción. Esa limitación y distinción nohepodidoobtenerlos sin conciencia. La conciencia no puede verificarse sin otro ser que hace me refleje. Y no puede haber reflexión sin un organismo inseparable.
Si los cuerpos o su fuerza pudiesen herir directamente al alma, sin unorganismo, el alma se vería acribillada por su acción. ¿Cómo podría sustraerse el calor de la electricidad, de la luz, ni cómopodría regir sino dispusiese de medios de incomunicación y comunicación? El yo no puede aparecer en el alma si el no yo, sin el otro, como dirían los griegos. En este acto fundamental y trascendental de la conciencia, va combinado el poder del pensamiento, y la fuerza de la sensación. El alma, como entelequia, o mónada consciente, aunque no puede ser tocada, pues es impenetrable, tiene calidades varias que la predisponen a la comunicación de las sustancias. El espíritu, ya lo hemos visto, comunica con el espíritu bajo la condición del lenguaje.
El átomo comunica con el átomo por medio de las calidades afines, o la afinidad. Del mismo modo, la entelequia y el átomo comunican entre sí por medio del lenguaje de la fuerza, que cierta afinidad preexistente, o como diría Leibnitz, por medio de cierta armonía preestablecida, existe entre los seres.
Así como hay cuerpos que se combinan, así hay otros que sólo se mezclan y que no pueden formar combinación, del mismo modo el espíritu recibe la acción de sólo ciertas calidades de la materia.
No está, pues, el alma en comunicación con todas las calidades de la materia. Las que conoce, son aquellas para las cuales ha tenido un sentido u órgano de comunicación. Y ese sentido u órgano, material también y, como tal, dotado de fuerza, no es más que la aglomeración o centralización de la fuerza exterior en cierto grado condensada como la del espejo ustorio, concentración de fuerza externa necesaria para producir la fuerza sensible que llegue a la fuerza del espíritu.
En otros términos: la fuerza del átomo individual no es bastante poderosa para conmover la fuerza de la entelequia. Luego, es necesario para que haya sensación que el átomo se una, se multiplique como agregado, yquehayaotro ser que, reuniendo y condensando esa fuerza, como el ojo los rayos de luz, el oído las ondas sonoras, transmita esa totalidad a la esfera de fuerza del alma para que la sensación se verifique.
El fenómeno de la sensación supone, pues: 1° la fuerza del átomo; 2° el órgano afín con la calidad de la materia y con la fuerza del alma; 3° el alma pasivaactiva que siente y piensa el movimiento recibido.
Ya hemos visto que el lenguaje es el ejemplo más bello y poderoso que puede citarse para aclarar este punto, uno de los más difíciles de la filosofía. Aunque es un ejemplo, no perdamos esa luz aunque pequeña de la comparación, para ver si podemos aclarar un poco más las tenebrosas regiones que en este momento atravesamos.
Yohablo,yotrohombremeoye,me entiende, y me contesta.
Hay en este hecho, sin agotar el análisis, los hechos siguientes que son los más importantes.
Pensamiento, idea, la idea unida a un símbolo o palabra.
La palabra unida a un sonido.
penetrar en ella. El lenguaje ha sido aquí revelador de uno a otro.
Yahemosprobadoque sin lenguaje nopueden las inteligencias entenderse. Y también que no puede haber lenguaje sin símbolo, ni símbolo sin sensación.
Ahoravuelve el problema. ¿Puede la sensación existir sin organismo? O en otros términos, ¿puede el espíritu puro recibir la acción de una fuerza material sin un sentido material adoptado? Y siendo el mismo sentido material, ¿no viene el problema a quedar en el mismo estado, pues es materia de sentido que comunica con el alma? Aceptemos la hipótesis de la comunicación directa de la materia y el espíritu sin un organismo intermediario.
El espíritu sin organismo en esta hipótesis, recibe sensaciones. Pero no olvidemos que sin organismo nopuede repercutir sobre ellas, aunque para dar más fuerza y lógica a la hipótesis, el alma a su vez podría regir sobre la materia, como una fuerza sobre otra fuerza, si es más fuerte.
¿De qué modo en esta situación comunicaría con otro espíritu? ¿De qué modo ocuparía un lugar sobre la tierra o, másbien, nadie impidiendo mi fuerza hoy estaría aquí y mañana en la Vía Láctea? Es claro que si no tengo onoposeo la sublime libertad de la locomoción a medida del deseo y de mi pensamiento, es porque algo me esclaviza. Lo que algo me esclaviza es el cuerpo que siento unido a mi espíritu, y ese cuerpo sometido a las leyes de la gravedad, pesa sobre mi espíritu como un déspota insufrible. La muerte es liberación, ¡muerte sublime! Pero no salgamos de la cuestión.
Si me siento esclavizado es porque tengo un organismo, por queme veo unido a ese organismo, y aunque de él me distingo, no puedo negar la miserable condición en que me veo.
Así el organismo es un hecho.
Si el organismo es un hecho innegable y que se presenta como necesario para la revelación del espíritu, este hecho no presenta inducción suficiente para sostener que siempre sea necesario ese organismo. Al contrario, verificado el fenómeno de la revelación del yo, el espíritu concibe, sin que aparezca absurdo, quepuededespués desprenderse y repararse y remitir otro más adecuado a su progreso espiritual, o presentarse sin ninguno.
En esta hipótesis, el espíritu sin organismo, libre, desprendidode las leyes intelectuales ymorales.
Pero si ha ganado en libertad también es necesario convenir que ha perdido en reacción, es decir, en el poder de obrar sobre la materia. ¿O se concibe que en ese nuevoEstado, pudiera obrar sobre la materia directamente, así como antes obraba directamente sobre su organismo? No. ¿Por qué? Si obraba y tenía poder sobre mi organismo, era porque también el organismo tenía poder sobre mi espíritu. Si ejercía una acción sobre la materia, era porque la materia ejercía una acción sobre mi yo. Si la unión desaparece, desaparece la reciprocidad de acción. Si quiero pues vivir en el Estado debo contribuir. Si no quiero contribuir o acatar su ley fundamental, no puedo vivir en el Estado.
Así: el alma con organismo, esclavitud, pero acción sobre las cosas.
Alma sin organismo, libertad, pero sin acción sobre las cosas.
Luego, el organismo es una condición fundamental del desarrollo de mi espíritu.
Y como el organismo es compuesto y se disuelve, y el alma es simple y eterna, el alma puede revestir una sucesión indefinida de organismos más o menos perfectos, más o menos adecuados al desarrollo de la fuerza y al progreso del espíritu.
Queda legitimado el organismo, pero noqueda suficientemente demostrada la necesidad de ese intermediario para la comunicación. ¿Por qué no podría haber comunicación directa de la materia y del espíritu sin necesidad del organismo? Resumamos algunos de los principios enunciados antes de llegar al borde del abismo.
El espíritu puro, la mónada intelectual no puede desarrollarse ni llegar a la conciencia sin la sensación.
Louno, átomo,mónada,o entelequia, enuna palabra, el elemento de la materia, el elemento espiritual, solos, aislados, sin relaciones, serían como si no fuesen.
Louno, el átomomateria, la mónada espíritu, la entelequia consciente, lo indivisible, lo impenetrable, lo personal, lo elemental en una palabra, es sustancia y fuerza. No hay sustancia sin la fuerza que la constituye. No hay fuerza sin un sujeto, sin un substaus en quien resida. Sustancia y fuerza son, pues, nociones inseparables de la realidad.
Sustancia implica impenetrabilidad. Fuerza implica dirección. Dirección implica fin.
Sustancia y fuerza es causa. La causa supone efecto, o en otros términos la fuerza es para originar el movimiento. No puede haber movimiento sin dirección. Dirección supone armonía entre la fuerza y el movimiento.
Si suponemos la fuerza, o un átomo solitario en movimiento: ¿Cuál sería su dirección? No olvidemos que es él solo, que está solo, nadie influye.
Ante su fuerza se abre en todas direcciones la indiferente inmensidad, el estupendo océano del vacío, o el aterrante espacio. Es solo. No hay ser ni motivo que solicite su acción de este modo, o en esta dirección. ¿Cuál será en estas circunstancias la acción de esa sustancia o fuerza solitaria? ¿La línea recta? Pero, ¿en cuál dirección, por qué esa preferencia, pues todos son iguales? ¿La línea curva? Pero, ¿por qué inclinaría hacia un centro que no existe la dirección primitiva y tangencial? En fin, esa fuerza solitaria sin solicitación, sin impulso, sin atracción, ni dirección, ¿qué haría? Inmovilizarse. Es decir, algo como la nada.
Luego,paraque la fuerza del átomo solitario se despliegue, necesita dirección. Ladirección supone otra existencia, otra sustancia. Dedonde se deduce severa y lógicamente que lo uno finito, no puede existir o manifestar lo que es, sin la dualidad o multiplicidad. Lapluralidad es condición recíproca de la unidad. Hablamos en la esfera de lo finito.
Si la pluralidad es necesaria y con el mismo título que el átomo, mónada o entelequia, se deduce forzosamente que hay relaciones preexistentes en los seres, afinidades en los cuerpos, simpatías en las almas, clasificaciones en los organismos, en los animales, en las almas, leyes fatales para unos, obligatorias para otros, necesarias para todos.
Queda, pues, establecida por la necesidad misma de la existencia, la necesidad de relaciones entre las existencias, la necesidad de leyes, la necesidad de clasificaciones, la necesidad de armonías preexistentes o, con más rigor, la necesidad de armonías coexistentes a los seres.
Y aunque en la noción pura y solitaria de sustancia en el átomo va incluida la de fuerza, lo que constituiría pluralidad, porque son dos propiedades o atributos necesarios, la idea devariedad se comprende en la idea del átomo, pues contiene dos propiedades o atributos, la fuerza y la sustancia: pluralidad porque son dos, variedad porque son diferentes.
Ahora, como no sólo existe la pluralidad y variedad de atributos, sino que existe la pluralidad y variedad de seres, con pluralidad y variedad de atributos correspondientes, y todos esos seres varios y multíplices tienen relaciones entre sí, se deduce que hay un principio, fuerza superior, que preside al desarrollo de las armonías indefinidas de los seres.
Aquí se presentaría la cuestión, si esa armonía es resultado de las calidades de las sustancias, o si esa armonía preside al resultado.
Aunque esta cuestión ya sale de la esfera del problema, sólo diremos que a nuestro juicio esa armonía coexiste. El resultado supone preexistencia.
Y como la armonía resulta, y como ese resultado presupone armonía, sería un círculo vicioso, y es por eso que decimos coexiste.
Tenemos, pues, el átomo y a los átomos, a la entelequia y a las entelequias. No puede haber un átomo solo, ni una sola entelequia finita.
La pluralidad y variedad indefinida existe en los átomos. La pluralidad y variedad indefinida existe en los espíritus.
Los átomos entran en relación unos con otros por medio de la fuerza. La fuerza se manifiesta según la variedad de calidades; la variedad de calidades forma las armonías y las combinaciones.
Los espíritus comunican entre sí por medio del lenguaje. El lenguaje revela la variedad de ideas, sentimientos opasiones. El lenguaje nopuede existir sin sensación, la sensación sin el átomo; luego el alma comunica con la materia.
¿Es necesaria esta comunicación?Ya lo hemos demostrado. El átomo solitario sería la nada. El alma solitaria sin evocación de su fuerza sería la nada. Y no pudiendo sin sensación ser evocada, la relación del átomo y del alma es necesaria.
El problema sólo subsiste en la necesidad del intermediario u organismo, pero las consideraciones anteriores nos van a hacer dar un gran paso en la cuestión.
Tal átomo no entra en relación, o no forma combinación con otro sino en virtud de calidades afines. Hay cuerpos que no se combinan, y otros que no se combinan sino por medio de un tercero.
Es, pues, necesaria cierta afinidad preexistente a la combinación o relación para que la fuerza de ciertas materias se desprenda y forme combinaciones o produzca movimientos. (Lo contrario sería el caos).
En la relación necesaria del espíritu y el cuerpo, o para mayor claridad, para que la fuerza de la materia opere sobre la fuerza del espíritu, se requiere cierta afinidad entre las calidades de la fuerza de ambas sustancias.
Planteada la cuestión de este modo, se ve aproximarse la solución.
Esa afinidad necesaria que debe existir entre las calidades materiales de la fuerza y las calidades espirituales de la fuerza, ¿puede existir sin organismo? No. Y si probamos esta negación, el porqué, aunque no el cómo del problema, está resuelto.
El espíritu sin organismo, sería el espíritu o mónada abandonada. Para que sus relaciones subsistan, de donde nace la inteligencia y el orden, es necesario que las condiciones de esas relaciones sean las mismas. La mismidad de esas condiciones, suponeunordenconstantede relaciones. Eseorden constante de relaciones no puede subsistir sin una afinidad permanente entre ciertas calidades del espíritu y del cuerpo. Esa afinidad permanente no puede subsistir sin ciertos cuerpos, o sin cierto cuerpo poseedor de esa afinidad en perpetua o constante relación con el espíritu. Ese cuerpo en constante relación con el espíritu es lo que llamamos organismo. Es, pues, necesario el organismo para las relaciones del espíritu y del cuerpo.
Si las relaciones de los cuerpos son necesarias y limitadas, si no pueden influir unos sobre otros sino en virtud de afinidades permanentes; si el calor del sol sobre la tierra es la influencia causativa de los vientos, si los vientos no se agitan sino por la mayor o menor dilatación de las capas de aire que componen la atmósfera; si la atmósfera, con la totalidad del peso de su columna vertical, hace subir el mercurio; si el mercurio es necesario para la amalgamación de los metales; si los metales en disolución entran en la formación alimentaria del organismo, se ve en esta serie de relaciones, un inmenso organismo, realizado por combinaciones binarias, ternarias, en virtud de ciertas afinidades de los cuerpos. El calórico es una condición de vitalidad, pero hay en los cuerpos condiciones que aumentan o retardan la calorificación, y condiciones que la evaporan e inutilizan. Luego, para que ciertos fenómenos se produzcan, es necesaria la permanencia de condiciones.
Esa permanencia de condiciones para que pueda haber movimiento, transformación, combinación, organización, vida, es lo que se llama laarmonía de los cuerpos o su reciprocidad de acción en virtud de afinidades varias. Un cuerpo nopuede producir tal fenómeno sino por tal relación. La permanencia de esa relación es lo que constituye la organización y armonía de la materia, al mismo tiempo que la fatalidad de sus efectos.
El espíritu que necesita de la sensación y que debe mantenerse en relaciones permanentes con los cuerpos, no puede sentir del mismo modo, sino en virtud de afinidad permanente que influencia y opera sobre él. Si esa afinidad permanente no existiese en medio del océano de los seres, y que la sensación fuese posible, el espíritu finito se vería envuelto en medio de la acción de la infinidad de relaciones y, así envuelto, solicitado por todos los átomos, solicitado por todas las fuerzas, sin clasificación, sin orden, sin fin; sería o un espíritu tenebroso en el vacío, o un espíritu sometido al caos que produciría la convergencia del universo físico en un ser. El espíritu no podría ser libre sin el poder de regir.
Para regir necesita un punto de apoyo, resistencia y fuerza. Soy la fuerza, pero ¿cual sería el punto de apoyo sin la sensación, como regir sin la palanca, es decir sin la materia a mis órdenes para operar sobre la materia? Sin una condición de comunicación entre los cuerpos y el espíritu, el espíritu sería el receptáculo de la irradiación de las fuerzas de todos los cuerpos, y en ese estado sería de peor condición que el átomo material cuya acción y combinación es limitada. Porque el espíritu puro (en la hipótesis sin organismo) o recibiría la acción de toda la materia, pues sería como un átomo abandonado. Si puede sustraerse a esa acción es porque puede limitar la comunicación con el mundo externo. Si puede limitar su pasividad respecto al mundo externo, es porque hay un intermediario físico que se interpone y que sólo deja pasar ciertas acciones de las fuerzas. Ese interventor necesita ser constante y permanente en sus condiciones. Esto es lo que llamamos organismo.
El organismoes,pues,al mismo tiempo coraza y ventana.Coraza, porque nodejapasar sino ciertas acciones y, es ventana, porque comunica calidades de los cuerpos por medio de un cuerpo, al espíritu.
Es bajo este aspecto que el organismo es prisión, porque somete al espíritu a la permanencia de un vínculo que es sometido a la atracción.
He ahí el porqué.
Veamos si podemos arrojar alguna luz sobre el cómo de la comunicación.
El alma, o la sustancia espiritual, es fuerza. La fuerza es la propiedad fundamentalde la sustancia y de toda sustancia. La fuerza sería como si no existiese, sin una dirección, sin una forma. 2 La dirección o forma de la fuerza se llama inteligencia.
El átomo, o la sustancia material, es fuerza. La fuerza en la materia se llama electricidad. La fuerza o electricidad necesita también una dirección o una forma. La forma o dirección de la fuerza, se llama luz. La fuerza en los espíritus libres se llama voluntad, y la dirección y conciencia o forma de esa fuerza, se llama inteligencia.
Si el organismo entra en comunicación con el espíritu, la electricidad entra en relación con la voluntad, la luz con la inteligencia.
La luz sugiere ideas, las ideas atracción, la atracción un acto voluntario o volición.
La luz es la forma de la fuerza. La inteligencia es la forma de la voluntad.
Si un cuerpo se revela al espíritu es por su forma o por su luz que radicalmente afina con la inteligencia que es la facultad de las formas, es luz interna y consciente análoga a la luz externa y sin conciencia.
La sensación transporta una acción de lo externo físico a lo interno. La volición transporta una acción de lo interno a lo externo. La sensación nos revela los fenómenos de la materia o de las sustancias finitas.
La conciencia nos revela los pensamientos del espíritu en su acción, sea sobre sí mismo, sea sobre los objetos exteriores.
La razón nos revela el mundo absoluto y necesario.
En el fenómeno de la sensación hay causa externa finita.
En el fenómeno de la volición hay causa interna finita.
En el fenómeno de la razón hay causa externa infinita.
Cuando el alma comunica con lo absoluto no puede ser sino en virtud de un aspecto del infinito queposea.Eseaspecto es la categoría de la eternidad de la sustancia.
Cuando el cuerpo comunica con el alma no puede ser sino en virtud de unprincipio finito que posee. Ese principio o aspecto finito es la limitación de su sustancia en el cuerpo que influye y en el alma, que es influida.
Cuando el alma comunica con el cuerpo por medio de la volición no puede ser sino por medio del principio finito de la causa.
Para explicar el fenómenode la comunicación analicemos en lo relativo al problema que nos ocupa cada una de esas comunicaciones.
Del alma con el cuerpo. El alma obra sobre el cuerpo por medio de la volición, que nos revela el origen de la idea de causa. Quiero mover mi brazo. Hay aquí la determinación del alma, un acto interno voluntario. Hay una causa, una fuerza volente. Hay un efecto: el movimiento del brazo. Puedo suponer el acto interno volente sin la correspondencia física del brazo, si soy paralítico, por ejemplo. La volición tiene lugar pero no ha habido transmisión de movimiento. ¿Por qué? El organismo enfermo no obedece, luego hay una causa que ha impedido la comunicación de la fuerza interna a la fuerza externa.
Luego, si el movimiento del brazo es efecto de la causa interna, hay comunicación de fuerzas.
¿Cómo se verifica? La fuerza, causa volente, es un hecho: el alma.
La fuerza, causa cediente, es otro hecho: el cuerpo.
La comunicación de ambos es otro hecho: el movimiento.
He ahí la tesis, la antítesis, la síntesis.
El movimiento, que presenta al alma y al cuerpo en comunicación, es la síntesis.
En el movimiento debe pues encontrarse la solución del problema.
El movimiento del alma, el movimiento solitario o monádico supone ideas, deseos, etc.
que pasan. Para mover otro espíritu necesito que se lleguen mis ideas, el lenguaje.
El movimiento del átomo supone dirección o forma, es decir, influencia de otro principio a más del de la fuerza pura.
Para queun cuerpo muevaotro cuerpo, necesita acción de la fuerza con relación a la forma de esos cuerpos, como sucede en las combinaciones químicas, y en la ley de atracción.
Luego, para que un espíritu mueva a un cuerpo, necesita de la fuerza adaptada a la forma del paciente.
Así, para mover mi brazo necesito de la fuerza bajo la forma que reviste en el cuerpo que muevo.
La fuerza es la misma en Dios, en el espíritu, en el cuerpo. La diferencia consiste en la forma que la dirige. La fuerza en Dios es infinita, porque su forma es infinita. La fuerza en el alma es finita porque su forma es finita. La fuerza en el átomo es finita porque su forma es finita.
Si Dios, fuerza infinita, opera, influye sobre el espíritu, no puede ser sino por medio de la razón sobre la voluntad.
Si el espíritu opera o influye en otro espíritu, nopuede ser sino por mediodel lenguaje a la razón sobre la voluntad.
Si el cuerpo opera sobre el cuerpo no puede ser sino por medio de la fuerza adaptada a su forma; hay cuerpos que cristalizan y otros no, hay cuerpos que ceden a la fuerza mayor que la de la atracción y varían de lugar.
Si el espíritu opera sobre el cuerpo, es porque desprende fuerza que pone en acción la fuerza del cuerpo según su forma.
La fuerza del espíritu es la misma que la de los cuerpos. La diferencia consiste en la forma que reviste la fuerza en un espíritu y la que reviste en un cuerpo. Hay grados de fuerza espiritual, así como hay grados de fuerza material. Hay grados de fuerza de atención, grados de fuerza de voluntad. El alma lucha y vence la distracción para concentrar en un punto su atención. El alma lucha y vence la tentación para ejercer un acto de virtud. En estos hechos hay esfuerzo espiritual para dominar otra fuerza espiritual; así como el germen vence el peso de la tierra que le oprime, así comoun volcán vence la ley de atracción por un momento para arrojar sus escorias.
La fuerza del alma para comunicar al cuerpo el movimiento, es fuerza que provoca fuerza. Si las fuerzas pueden sumarse y comunicarse para producir un resultado mayor, la fuerza volente se suma a la fuerza del cuerpo. Si mi causa volente o fuerza espiritual es lo mismo en esencia que la fuerza física del átomo, no hay objeción a la suma de las fuerzas, no hay objeción a la transmisión de la fuerza.
La fuerza se llama voluntad en los espíritus. La fuerza se llama atracción, capilaridad en los cuerpos, y todos los fenómenos de fuerza se reducen a la electricidad. De modo que la cuestión puede reducirse a estos términos: ¿puede la voluntad comunicar con la electricidad o viceversa? La electricidad es indivisible, es la fuerza pura de la sustancia, o de las sustancias. No hay sustancia sin fuerza, luego, no hay sustancia sin electricidad. Pero así como la fuerza no es el único atributo o propiedad de la sustancia, sino que supone al mismo tiempo y de una manera necesaria la forma o dirección del movimiento, la electricidad va determinada o gobernada por la forma de los cuerpos.
La voluntad del espíritu es la fuerza, y como la fuerza es una en su esencia, y nohaydos esencias o calidades de fuerza, la voluntad es la electricidad del espíritu. Pero así como la electricidad está sometida a la forma del ser en quien reside, la electricidad del alma es determinada por la forma racional o consciente del espíritu.
Si en el átomo la electricidad es fatal porque la forma del átomo es sin reflexión sobre sí misma --sin yo en una palabra--, en el alma la electricidad, por la forma de reflexión sobre sí misma, puede ser dirigida, suspendida y es por eso que es libre el espíritu --o el yo--, queno es másqueuna sustancia con el poder de reflejarse.
Si el alma está unida a un cuerpo, el cómo de la unión, se verifica por la identidad del principio de la fuerza, que es el que mueve y transmite el movimiento.
Quiero mover mi brazo. Mi electricidad consciente mueve a la electricidad del organismo.
La electricidad desprende la electricidad de otros cuerpos. La electricidad del espíritu desprende la electricidad del cuerpo según las leyes del organismo. No hay imposibilidad, y creemos resuelto el problema de la comunicación del alma con el cuerpo.
Noviembre 5 de 1863.
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